Una cosa
bella es un goce eterno:
Su hermosura
va creciendo
Y jamás
caerá en la nada;
Antes
conservará para nosotros
Un plácido
retiro,
Un sueño
lleno de dulces sueños,
La salud, un
relajado alentar.
Así, cada
mañana trenzamos una
Guirnalda de
flores que nos ata a la tierra,
A pesar del
desaliento, a la inhumana
Falta de
naturalezas nobles,
A los días
nublados,
A todos los
caminos insanos y lóbregos
Abiertos a
nuestra búsqueda:
Si, pese a
todo, alguna bella forma
Alza el paño
mortuorio
De nuestro
espíritu ensombrecido.
Como el sol,
la luna, los árboles ancianos y los nuevos
Tendiendo su
sombra cálida sobre los rebaños;
Como también
los narcisos
Y el
universo verde en el que moran,
Y los claros
arroyos que fluyendo
Frescos
hacia el estío,
Y el claro
en medio del bosque
Manchado de
rosas silvestres;
Y así el
sublime destino
Que
imaginamos para los grandes muertos;
Todos los
deliciosos cuentos que oímos o leímos:
Fuente
eterna de una linfa inmortal
Que cae
sobre nosotros desde la orilla del cielo.
John Keats, Endymion