Ven aquí, hasta mí, desde Creta a este templo
puro donde hay un bosque placentero
de manzanos y altares perfumados
con el humo del incienso.
Aquí murmura un agua fresca entre las ramas
de los manzanos, procuran los rosales
sombra al recinto entero; de las hojas, mecidas
fluye letárgico sueño.
Aquí verdece un prado donde pacen los caballos
con flores de la estación. Soplan las brisas
con aromas de miel
…
Ven aquí, diosa Cipria, y en doradas
copas escancia con delicadeza
néctar mezclado de alegría.