Andria. Simón
quiere hacer casar a su hijo Pánfilo con filomena, la hija de Cremes, su mejor
amigo. Pero Pánfilo ama a Gliceria, una muchacha venida de la isla de Andros y
hermana de una célebre cortesana, mientras que la mano de filomena la ambiciona
el joven Carino. A favor de los enamorados y contra los propósitos de Simón se
emplea con astutas intrigas el esclavo de Pánfilo, Davo, verdadero protagonista
de la comedia; todos sus esfuerzos resultarían, sin embargo, inútiles sin la
revelación final de que Gliceria es en realidad la hija, perdida siendo aún
niña en un naufragio, del propio Cremes. Superado el obstáculo de sus dudosos
orígenes, Gliceria se casa con Pánfilo, y filomena con su amado Carino.
La suegra. El
joven Pánfilo, enamorado de la cortesana Baquis, se ha unido a Filomena en
matrimonio solo por obedecer a su padre Laques, y no quiere mantener relaciones
con ella. Pero la ternura de la mujer conmueve a Pánfilo hasta tal punto que
deja de pensar en Baquis y, en el momento de partir para un viaje de negocios,
se da cuenta de que está enamorado de su mujer. Pero, durante su ausencia,
Filomena deja la casa de sus suegros y regresa con su madre. Laques cree
responsable de ello a su esposa Sóstrata, la suegra de la muchacha. Filomena,
en realidad, debe dar a luz un hijo evidentemente engendrado antes del
matrimonio. Pánfilo. A su vuelta, aun cuando ame a su mujer, no quiere que esta
le sea restitutida. Los dos padres inculpan de todo a Baquis, que llega a casa
de Filomena para garantizar que su relación con Pánfilo se ha terminado hace
tiempo. En esto, la madre de Filomena ve en su dedo un anillo que perteneciera
a su hija. Se descubre que el padre del hijo es el propio Pánfilo, quien,
durante unas fiestas populares anteriores al casamiento, había abusado de
Filomena sin conocerla.
Los adelfos. El
austero Demea ha educado según rígidos principios tradicionales a su hijo
Ctesifón, mientras que su otro hijo, Esquino, adoptado por su hermano Mición,
lo ha sido con arreglo a criterios liberales, modernos. En contraste con la
educación recibida, Ctesifón estrecha una relación con la cortesana Baquis;
Esquino, para evitar a su hermano las iras de Demea, hace creer que no es otro
que él mismo el amante de Baquis, pero en realidad proyecta casarse con
Pánfila, una muchacha pobre que está a punto de darle un hijo. En las
divergencias de opinión entre Demea y Mición sobre educación, los principios
del primero parecen confirmados por la presunta depravación de Esquino, mas al
final la verdad sale a relucir: al saber que Ctesifón, a quien había tomado por
un modelo de virtud, es, en realidad, el verdadero disoluto, Demea se convierte
a las ideas de su hermano y permite a su hijo tomar a Baquis como concubina;
Esquino, por su parte, se casará con Pánfila con el consentimiento paterno.