El misántropo. Cnemón, hombre de pésimo carácter, vive huyendo del prójimo, ocupado en cultivar su campo, con la sola compañía de su hija, mientras que su mujer se ha ido a casa de Gorgias, el hijo fruto de su primer matrimonio. El dios Pan, para ayudar a la muchacha, que lleva una vida llena de agobios, hace que se enamore de ella Sostrato, hijo del rico Calípides. Con la ayuda de su amigo Querea y del esclavo Geta, Sostrato hace todo cuanto puede para acercarse a la muchacha e inclusive se adapta a trabajar la tierra con el propósito de ganarse las simpatías de Cnemón. Obtiene éxito en su intento cuando ayuda a Gorgias, de quien se ha hecho amigo, a salvar a Cnemón, que ha caído en un pozo.
El arbitraje. Dos esclavos, Daos y Sirisco, mantienen un pleito. Daos confía a Sirisco un niño abandonado, pero se guarda para sí las joyas que el niño llevaba encima; Sirisco las reclama, y los dos se someten al juicio del honrado Esmícrines. Éste, dado que las joyas son del niño, decide que corresponden a Sirisco. Mientras, la hija de Esmícrines, Pánfila, ha sido repudiada por su esposo Carisio después de haber dado a luz ocultamente un niño de padre desconocido. Pero Onésimo, esclavo de Carisio, reconoce entre las joyas un anillo extraviado por su amo en la fiesta de Taurópolis, durante la cual había violado a una muchacha desconocida. Cuando el flautista Habrótono reconoce en Pánfila a la muchacha violada, Carisio es presa de remordimientos. Aquí se interrumpen los fragmentos.