“Maestro, tú me crieste, por ti sé clereçía.
Mucho me as bien fecho, graçir non te
lo sabría.
A ti me dio mi padre quand’ siet’
años avía
porque de los maestros aviés grant
mejoría.
Assaz sé clereçía quanto me es
mester;
fuera tú, non ha ome que me pudies’
vençer.
Coñosco que a ti lo devo gradeçer
que m’ enseñaste las artes todas a
entender.
Entiendo bien gramática, sé bien toda
natura;
bien dicto e versifico, coñosco bien
figura;
de cuer sé los actores, de libro non
he cura;
mas todo lo olvido, tant’ he fiera
rencura.
Bien sé los argumentos de lógica
formar,
los dobles silogismos bien los sé yo
falsar,
bien sé yo a la parada a mi contrario
levar;
mas todo lo olvido, tanto he grant
pesar.
Retórico so fino: sé fermoso hablar,
colorar mis palabras, los omes bien
pagar
sobre mi adversario la mi culpa
echar;
mas por esto lo he todo a olvidar.
Apris’ toda la fisica, so mege
natural;
coñosco bien los pulsos, bien judgo orinal;
non ha, fueras de ti, ome mejor nin
tal;
mas todo non lo preçio quant’ un dinero val’.
Sé por arte de música por natura
cantar;
sé fer sabrosos puntos, las vozes
acordar,
los tonos cóm’ empieçan e cóm’ deven
finar,
mas non me puede esto un punto confortar.
Sé de las siete artes todo su
argumento;
bien sé las qualidades de cada
elemento;
de los signos del sol, siquier’ del
fundamento,
nos’ me podrié çelar quanto val’ un açento.
Grado a ti, maestro, assaz sé
sapïençia;
non temo de riqueza aver nunca
fallençia;
mas bivré con rencura, morré con
repentençia,
si de premia de Dario non saco yo a
Greçia.
Libro de Alexandre, vv. 152 ss.