Libro
I: Eolo, instigado por la iracunda Juno, desencadena contra los troyanos,
errantes durante siete años, una tempestad que los arroja a las costas libias,
donde la reina Dido está levantando Cartago. La reina acoge benévolamente a los
troyanos, y más aún a Eneas, al que su madre, Venus, ha hecho aparecer de
improviso en la mansión real. Dido invita a Eneas y a los troyanos a un
banquete.
Libro
II: En el banquete Eneas relata la destrucción de Troya: el engaño del caballo
de madere, la muerte de Laocoonte y de Príamo, su fuga con su hijo Julo
(también llamado Ascanio) y su viejo padre Anquises y la muerte de su mujer
Creúsa.
Libro
III: Prosigue el relato de Eneas: habiéndose embarcado con los supervivientes,
sobre quienes tomó el mando, llega a Delfos, donde el oráculo de Apolo le
promete una nueva patria en la “antigua madre”; cree que se trata de Creta,
pero un sueño le revela que la tierra buscada es Hesperia. Tras reemprender el
viaje por mar, después de haberse encontrado en Epiro con Andrómaca y su nuevo
esposo, el troyano Heleno, llega con los suyos a Trinacria (Sicilia): allí, en
Drépano, muere Anquises. Eneas da por concluido aquí su relato.
Libro
IV: Para entonces Dido ama ya a Eneas y lo confía a su hermana Ana. Venus y
Juno conjuran juntas, por opuestos motivos, para favorecer su amor. Durante una
sesión de caza, Eneas y Dido se ven obligados a refugiarse en una gruta por un
temporal, y se hacen amantes. Mas Júpiter, conmovido por las súplicas de
Yarbas, pretendiente de Dido, envía a Mercurio para recordarle a Eneas el
destino que le fue vaticinado. Eneas abandona por este motivo a Dido: mientras
las naves troyanas se alejan, la reina se suicida.
Libro
V: En Érice, Sicilia, Eneas manda celebrar los juegos fúnebres en honor a
Anquises. Durante las competiciones las mujeres troyanas, instigadas por Juno,
intentan prender fuego a las naves. Anquises invita en un sueño a Eneas a
descender al Averno, donde le será revelado el futuro. Durante la navegación
hacia Cumas, próxima al Averno, muere el piloto Palinuro.
Libro
VI: En Cumas Eneas consulta a la Sibila. Para conducirlo a los infiernos, esta
le pide a Eneas tres cosas: coger para Proserpina un ramo de oro en el lugar
por ella indicado, dar sepultura al troyano Miseno, que yace insepulto, sin que
sus compañeros los sepan, sobre la playa, y ofrecer sacrificios a los dioses
del infierno. Eneas se adentra con la Sibila en el Averno, cruzando los campos del
llanto, donde encuentra, entre los muertos por amor, a la despechada Dido, para
llegar a los campos Elíseos, donde la sombra de Anquises le hace una relación
de las futuras grandezas de Roma.
Libro
VII: Tras las exequias de la nodriza Cayeta, Eneas remonta la desembocadura del
Tíber: habiendo desembarcado para un descanso, reconoce por las descripciones
hechas en los vaticinios que aquella es la tierra que le fue destinada. Ilioneo
es enviado como embajador al rey del lugar, latino, que lo recibe amistosamente
gracias también a recientes presagios. Juno, encolerizada, manda a la furia
Alecto a sembrar la ira en Amasta, mujer de latino, en el futuro yerno de
ambos, Turno, rey de los rútulos, y en los latinos. Una cierva muerta por
Ascanio es la causa del primer chispazo de guerra entre troyanos y latinos.
Sigue una relación de los aliados de los latinos, entre los que figuran Turno y
Camilo, caudillo de los volscos.
Libro
VIII: Eneas, por consejo del dios del Tíber, remonta este río en busca de
aliados. Encuentra a Palante, hijo del rey de los arcadios, Evandro; recibido
en el palacio real, obtiene la ayuda de Evandro, quien le muestra los lugares
notables de su reino, que será el corazón mismo de Roma (el Palatino, el
Aventino, etc.). Venus hace forjar a Vulcano las armas para Eneas.
Libro
IX: Turno intenta incendiar la flota troyana: las naves ese transforman en
ninfas marinas. Se inicia el asedio de Turno al campamento troyano. Euríalo y
Niso, dos jovencitos troyanos enviados a avisar a Eneas, se entretienen en
causar estragos entre los enemigos dormidos, y son encontrados y asesinados. Se
reanuda el asalto de Turno al campamento troyano.
Libro
X: Los dioses discuten la suerte de los troyanos: Júpiter decide confiarse al
Hado. Mientras tanto, Eneas ha alcanzado con los aliados arcados a los suyos:
en el combate Turno da muerte a Palante y le arrebata las armas. Eneas persigue
en vano al asesino de su amigo, pero da muerte al arrogante Mesencio y a su
cólera no escapa siquiera el hijo de este, Lauso.
Libro
XI: Celebradas las exequias de Palante, su cuerpo es llevado ante su padre. Latino
trata de convencer a Turno para que establezca una tregua, pero también Eneas
desea ahora la lucha. Turno se aposta en los montes con el propósito de tender
una emboscada a Eneas, mientras Camila, que le hace frente con la caballería,
cae muerta. Rútulos y volscos son puestos en fuga.
Libro
XII: Turno desafía a Eneas, que acepta el duelo. Pero Juturna, hermana de Turno,
teme que su hermano sea inferior al guerrero troyano y, por consejo de Juno,
hace que la tregua anunciada para el duelo se rompa. Amata, la reina de los
latinos, se quita la vida, mientras Eneas toma al asalto la ciudad. Turno decide
encontrarse con Eneas, desafiando a una suerte que presiente contraria. En el
duelo Eneas lleva la mejor suerte: con Turno en el suelo, suplicándole perdón,
Eneas vacila. Pero al reconocer sobre él las armas de Palante, le da muerte.