Los hermanos Karamázov (1880) es la última novela de Dostoievski, un impresionante relato policíaco, psicológico y filosófico, unánimemente considerada como su mejor obra. En ella, los hermanos Iván, Dimitri y Alexei son abandonados por su padre y educados por parientes. Cuando llegan a la edad adulta, los hermanos se enfrentan a su viejo padre, un sujeto despreciable al que menosprecia y odian. Los tres hermanos desean la muerte del padre. Un día, cuando el padre aparece muerto, el hermano mayor, Dimitri, es el primer sospechoso. Las ciucunstancias y las pruebas le son adversas (por ejemplo, el padre y el hijo amaban a la misma mujer). dimitri es condenado a trabajos forzados en Siberia. Sin embargo, los hermanos no saben que el verdadero asesino es el epiléptico Smerdiákov, hijo ilegítimo y criado del viejo Karamázov. Smerdiákov pone en práctica la norma proclamada por el segundo de los hermanos, Iván, quien, según la filosofía de Nietzsche, dice que todo está permitido. Smerdiákov se aburre, aborrece la vida y no siente el más mínimo remordimiento después del crimen. Finalmente se suicida. Como penitencia, los tres hermanos están dispuestos a cargar con la complicidad en el crimen.
La novela, larga y compleja, plantea la oposición entre el padre biológico, un sujeto detestable, y el padre espiritual, el ermitaño Zósima, que representan la muerte y la resurrección. Iván es el pensador y racionalista. Dimitri, el símbolo de las pasiones salvajes y sensuales, y Alexei (en la novela se le llama casi siempre Aliocha) es el puro y santo. Sin embargo, los tres son el producto del mismo padre. Los tres (y Smerdiákov también) afrontan el conflicto de odiar a su padre y sentirse culpables del parricidio. Cada hermano es acompañado por una mujer de fuerte personalidad, pero también de un niño. Smerdiákov, por ejemplo, enseña al niño Iliucha cómo matar a su perro, pero el niño, poco después, muere de remordimiento. Alexei vive en una comunidad de estudiantes. Dimitri, ya en prisión, sueña con un niño que muere en el pecho de su madre, e Iván se niega a creer en la eterna felicidad mientras haya un solo niño que sufra.
Dostoievski introdujo en la novela un importante elemento autobiográfico: él mismo se sentía culpable de la muerte de su padre y de la de su propio hijo. Esta novela la escribió después de la muerte, a los tres años, de su último hijo. Para diseñar los personajes, Dostoievski estudió a fondo la criminalidad entre la juventud rusa y visitó reformatorios. Al mismo tiempo, la novela está iluminada por las palabrs del ermitaño Zósima sobre la blasfemia y la anarquía. Antes de morir, el ermitaño afirma que en el ser humano anida una bestia apasionada que hace dudar a la gente entre el Bien y el Mal, entre el «ideal de Madonna» y el «ideal de Sodoma». La única salida posible es renunciar a las pasiones, porque solo trean el caos, el crimen, el sufrimiento y el suplicio de uno mismo y de los otros. Esta idea de ataraxia tuvo bastante éxito en nuestra literatura. Los críticos se la adjudican a Schopenhauer, pero los escritores que la utilizaron (Baroja) la sacaron de Dostoievski.
*La fotografía que ilustra esta entrada es una página del manuscrito de Los hermanos Karamázov. Da idea de cómo funcionaba la mente del autor...