martes, 1 de noviembre de 2011

49. La Eneida


Libro I: Eolo, instigado por la iracunda Juno, desencadena contra los troyanos, errantes durante siete años, una tempestad que los arroja a las costas libias, donde la reina Dido está levantando Cartago. La reina acoge benévolamente a los troyanos, y más aún a Eneas, al que su madre, Venus, ha hecho aparecer de improviso en la mansión real. Dido invita a Eneas y a los troyanos a un banquete.
Libro II: En el banquete Eneas relata la destrucción de Troya: el engaño del caballo de madere, la muerte de Laocoonte y de Príamo, su fuga con su hijo Julo (también llamado Ascanio) y su viejo padre Anquises y la muerte de su mujer Creúsa.
Libro III: Prosigue el relato de Eneas: habiéndose embarcado con los supervivientes, sobre quienes tomó el mando, llega a Delfos, donde el oráculo de Apolo le promete una nueva patria en la “antigua madre”; cree que se trata de Creta, pero un sueño le revela que la tierra buscada es Hesperia. Tras reemprender el viaje por mar, después de haberse encontrado en Epiro con Andrómaca y su nuevo esposo, el troyano Heleno, llega con los suyos a Trinacria (Sicilia): allí, en Drépano, muere Anquises. Eneas da por concluido aquí su relato.
Libro IV: Para entonces Dido ama ya a Eneas y lo confía a su hermana Ana. Venus y Juno conjuran juntas, por opuestos motivos, para favorecer su amor. Durante una sesión de caza, Eneas y Dido se ven obligados a refugiarse en una gruta por un temporal, y se hacen amantes. Mas Júpiter, conmovido por las súplicas de Yarbas, pretendiente de Dido, envía a Mercurio para recordarle a Eneas el destino que le fue vaticinado. Eneas abandona por este motivo a Dido: mientras las naves troyanas se alejan, la reina se suicida.
Libro V: En Érice, Sicilia, Eneas manda celebrar los juegos fúnebres en honor a Anquises. Durante las competiciones las mujeres troyanas, instigadas por Juno, intentan prender fuego a las naves. Anquises invita en un sueño a Eneas a descender al Averno, donde le será revelado el futuro. Durante la navegación hacia Cumas, próxima al Averno, muere el piloto Palinuro.
Libro VI: En Cumas Eneas consulta a la Sibila. Para conducirlo a los infiernos, esta le pide a Eneas tres cosas: coger para Proserpina un ramo de oro en el lugar por ella indicado, dar sepultura al troyano Miseno, que yace insepulto, sin que sus compañeros los sepan, sobre la playa, y ofrecer sacrificios a los dioses del infierno. Eneas se adentra con la Sibila en el Averno, cruzando los campos del llanto, donde encuentra, entre los muertos por amor, a la despechada Dido, para llegar a los campos Elíseos, donde la sombra de Anquises le hace una relación de las futuras grandezas de Roma.
Libro VII: Tras las exequias de la nodriza Cayeta, Eneas remonta la desembocadura del Tíber: habiendo desembarcado para un descanso, reconoce por las descripciones hechas en los vaticinios que aquella es la tierra que le fue destinada. Ilioneo es enviado como embajador al rey del lugar, latino, que lo recibe amistosamente gracias también a recientes presagios. Juno, encolerizada, manda a la furia Alecto a sembrar la ira en Amasta, mujer de latino, en el futuro yerno de ambos, Turno, rey de los rútulos, y en los latinos. Una cierva muerta por Ascanio es la causa del primer chispazo de guerra entre troyanos y latinos. Sigue una relación de los aliados de los latinos, entre los que figuran Turno y Camilo, caudillo de los volscos.
Libro VIII: Eneas, por consejo del dios del Tíber, remonta este río en busca de aliados. Encuentra a Palante, hijo del rey de los arcadios, Evandro; recibido en el palacio real, obtiene la ayuda de Evandro, quien le muestra los lugares notables de su reino, que será el corazón mismo de Roma (el Palatino, el Aventino, etc.). Venus hace forjar a Vulcano las armas para Eneas.
Libro IX: Turno intenta incendiar la flota troyana: las naves ese transforman en ninfas marinas. Se inicia el asedio de Turno al campamento troyano. Euríalo y Niso, dos jovencitos troyanos enviados a avisar a Eneas, se entretienen en causar estragos entre los enemigos dormidos, y son encontrados y asesinados. Se reanuda el asalto de Turno al campamento troyano.
Libro X: Los dioses discuten la suerte de los troyanos: Júpiter decide confiarse al Hado. Mientras tanto, Eneas ha alcanzado con los aliados arcados a los suyos: en el combate Turno da muerte a Palante y le arrebata las armas. Eneas persigue en vano al asesino de su amigo, pero da muerte al arrogante Mesencio y a su cólera no escapa siquiera el hijo de este, Lauso.
Libro XI: Celebradas las exequias de Palante, su cuerpo es llevado ante su padre. Latino trata de convencer a Turno para que establezca una tregua, pero también Eneas desea ahora la lucha. Turno se aposta en los montes con el propósito de tender una emboscada a Eneas, mientras Camila, que le hace frente con la caballería, cae muerta. Rútulos y volscos son puestos en fuga.
Libro XII: Turno desafía a Eneas, que acepta el duelo. Pero Juturna, hermana de Turno, teme que su hermano sea inferior al guerrero troyano y, por consejo de Juno, hace que la tregua anunciada para el duelo se rompa. Amata, la reina de los latinos, se quita la vida, mientras Eneas toma al asalto la ciudad. Turno decide encontrarse con Eneas, desafiando a una suerte que presiente contraria. En el duelo Eneas lleva la mejor suerte: con Turno en el suelo, suplicándole perdón, Eneas vacila. Pero al reconocer sobre él las armas de Palante, le da muerte.